Existe el mito de que el déficit de atención es tan sólo un problema que les da a niños y a adolescentes, y que desaparece con la edad, pero no es verdad, ya que los especialistas manejan que entre 55 y 57% de quienes lo padecieron en su juventud, siguen presentando este problema en la edad adulta.

El trastorno por déficit de atención (TDA) consiste en la dificultad para concentrarse, y puede darse en varios niveles y presentar distintos síntomas, dependiendo de la persona y del entorno en que ésta se desarrolla.
niño problema con tda
Niño problema? TDA


Lo que parece ser un niño malcriado, en realidad puede ser un caso de TDA, por lo que hay que estar alertas a todos los síntomas. Hay tres tipos de este trastorno: el inatento, el hiperactivo compulsivo y el mixto, que es una combinación de los dos primeros.

Pese a que el TDA ataca a personas de ambos sexos, por alguna razón hay más casos de transtorno hiperactivo-impulsivo en hombres que en mujeres, en tanto que en éstas predomina la inatención.
Si el problema no es tratado de manera oportuna, puede continuar y acompañarse en la edad adulta con otros problemas, como la depresión, ansiedad e incluso abuso de sustancias, como el alcohol o las drogas.

Debido a que el TDA es un fenómeno muchas veces incomprendido por algunos padres de familia o maestros, puede ocasionar conflictos en la relación con el niño/a que lo padece, al grado de ocasionarle problemas en etapas posteriores, como conflictos con las figuras de autoridad. Muchos de ellos, incluso, desarrollan una personalidad antisocial, debido a la forma como fueron tratados durante su infancia, ante un trastorno que no fue diagnosticado de manera oportuna.

Las personas con TDA pueden tener problemas para captar la idea central de un libro, y no por deficiencia intelectual, sino por falta de concentración. También pueden presentar dificultades para seguir instrucciones, aprenderse una coreografía completa, etc.

Lospadres de familia deben prestar atención a sus hijos y abstenerse de etiquetarlos con sobrenombres que no ayudan en nada, como “niño problema”, “latosa”, etc. Si se sospecha de algún desorden, lo mejor es una revisión del infante por parte de un psicólogo o pedagogo que pueda ayudar a los padres a darle el mejor tratamiento a su hija/o.


POR ADRENA LINA