Colores relajantes. Los colores verde, azul, aguamarina y violeta son considerados sedantes, ya que sus efectos hacen que nuestro pulso se estabilice, así como la respiración y los latidos del corazón. Son colores ideales para áreas de descanso, sanación y meditación.
Colores relajantes |
Verde
El color verde se encuentra justo en medio de la gama de colores cálidos (rojo, naranja y amarillo) y los fríos (azul, aguamarina, violeta). Está relacionado con la salud, y es uno de los colores que más optimismo nos inspiran, pues nos recuerdan a la naturaleza.
El verde es muy utilizado en hospitales, y nos remite al ideal de un futuro promisorio de salud y bienestar. Es un color que, aunque nos relaja, también permite que nuestra mente circule e impide que se quede estática.
Está asociado al cuarto chacra, el del corazón, y al amor incondicional. Para quien esté padeciendo alguna dolencia física, puede visualizar por unos minutos que es envuelto por una luz verde y brillante; se cree que este ejercicio ayuda a acelerar la mejoría.
El verde es el color que dice: “Siga”, que augura confiabilidad. Por eso se recomienda acudir vestidos de este color si vamos a una entrevista de trabajo.
Una persona que prefiere el verde, tiende a ser calmada, reservada, madura y discreta.
Aguamarina
Es un color que nos remite a la frescura de un chapuzón en aguas tranquilas. Si bien es un color muy energético, también es relajante y estimula la creatividad más bien intelectual.
Azul
Este color es preferido por personas tranquilas, reflexivas, que gustan de la lectura y los retos intelectuales. Es idóneo para bibliotecas, oficinas y áreas de estudio, pues ayuda a aumentar la productividad mental e intelectual.
El azul se asocia al quinto chacra, el de la garganta, y a las capacidades de comunicación. Es relajante, pero en exceso puede resultar un poco deprimente.
Violeta
Este color se asocia al sexto chacra o del tercer ojo, así como a las facultades tales como la intuición, el sexto sentido, la clarividencia y la transmutación de energías.
Es uno de los colores más usados para meditar, puesto que se le asocia con la capacidad de transformar emociones negativas (miedos, odios, rencores) en positivas (confianza, amor, perdón).
Es un color ideal para el dormitorio, las áreas de descanso o lectura. Se le asocia con la filantropía, el altruismo y la elevación espiritual, pero en exceso puede propiciar la tibieza de carácter.
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